Testeo de productos de belleza en animales
El pasado martes 13 de abril se volvió viral un video sobre un conejo llamado ‘Ralph’ que cuenta su historia y los maltratos que ha sufrido por hacer parte de las pruebas de ingredientes para productos cosméticos. La campaña fue creada por la organización no gubernamental Human Society International y busca prohibir todo tipo de pruebas cosméticas en animales en el mundo.
“Como puedes ver estoy ciego del ojo derecho y por esta oreja no escucho nada (…) tengo la piel afeitada y con productos químicos que arden arriba y debajo de mi espalda, como un tipo de picaduras. Pero no es para tanto, solo me duele mucho al respirar o moverme o lo que sea (…) al final del día quiero decir que está bien, lo hacemos por los humanos ¿verdad?, son muy superiores a los animales, ellos han estado alguna vez en el espacio. ¿has visto alguna vez un conejo cohete? No lo creo”, dice el conejo en el video.
En el audiovisual se ve a un humano tomando de manera agresiva al animal y llevándolo a un laboratorio en donde este se encuentra con más conejos que piden que los saque de allí y gritan “no quiero morir”. Según la ONG “Ralph es la representación de miles de conejos y otros animales que son utilizados cada año para pruebas cosméticas y, de esta manera, cumplir con las normas de varios países en torno a los testeos de sustancias venenosas en este tipo de productos”.
La campaña tuvo una acogida masiva y positiva en las redes sociales, pues el tema del maltrato animal conmovió a millones de personas en el mundo.
“La cosa es que soy un conejito ensayo, mi papá fue probador, mi mamá, mis hermanos, hermanas, hijos todos probadores y todos murieron haciendo su trabajo como yo haré (…) Me gustaría decirles a todos los que aún compran cosméticos probados en animales como delineador de ojos, shampoo, crema protectora solar, prácticamente todo lo que hay en tu baño. Bueno sin ti y los países que permiten la experimentación con animales, me quedaría sin trabajo, estaría en las calles, bueno en las calles no, más como en un campo como un conejo normal”.
Redacción OAB