Los jóvenes entre 18 y 35 años han sido reconocidos como una generación con alta conciencia ambiental por ser consumidores responsables y cambiar sus hábitos con el fin de cuidar el planeta y aportar a la sociedad.
Todos los años el Foro Económico Mundial se encarga de difundir la encuesta Global Shapers Survey, realizada en 180 países, con el fin de conocer las percepciones de los jóvenes acerca del mundo. El resultado, presentado en el mes de agosto, ratificó que los llamados millennials, jóvenes que tienen actualmente entre 18 y 35 años, están preocupados, especialmente, por los efectos que ha tenido el cambio climático en el medio ambiente.
De los 31.000 encuestados un 48,8% respondió que el cambio climático y la destrucción de la naturaleza era uno de los asuntos más graves a nivel global. A este problema le siguen los grandes conflictos sociales con un 38,9%, y en tercer lugar se ubica la desigualdad y la discriminación con un 30,8%. En total fueron 31.000 jóvenes los encuestados.
Ser testigos de catástrofes naturales, y otras situaciones, ha hecho que aquellos que nacieron entre 1981 y 1995 decidan cambiar su estilo de vida y quieran llevar el planeta hacia un futuro más sostenible. Esta generación, que ha sido definida por el estudio Trendsity como los “nativos sustentables”, expone que éstos han asumido un compromiso activo respecto a lo que significa la sustentabilidad y la preservación de lo que conocemos para las futuras generaciones.
El Instituto de Inversión Sostenible de Morgan Stanley reveló que, en una encuesta aplicada a mil inversores activos, el 9% de la inversión sostenible era impulsada por las nuevas generaciones, pues son ellos los primeros interesados en adquirir carteras sostenibles y productos como bonos verdes.
Todos ellos representan una generación con conciencia ambiental, lo que significa que han sido capaces de cambiar sus hábitos y reconocer que sus acciones tienen efectos directos en el medio ambiente. Ahorrar agua y energía, reciclar y buscar medios de transporte ecoeficientes han sido sus primeros pasos en ese plan por prevenir y mitigar los impactos negativos.
Su compromiso con cuidar y preservar el planeta los ha convertido en consumidores diferentes, lo que hace que muchos de ellos sientan mayor compromiso con las empresas que públicamente han sido reconocidas por contribuir con el medio ambiente y la sociedad.
Este nuevo relacionamiento con el entorno ha hecho que las grandes marcas transformen sus modelos de producción y empiecen a desarrollar prácticas centradas en impactar de forma positiva a nivel social y ambiental, no solamente económico. Hoy se habla de marcas sostenibles, las que han incorporado en sus operaciones diarias todos los temas relacionados con la prevención y mitigación de sus impactos negativos.
“Las nuevas generaciones representan un consumidor que tiene mayor conciencia de sus acciones en términos del impacto ambiental y social, de este modo son más exigentes con las marcas y con los productos que consumen. Más allá de comprar, ellos esperan tener una relación de confianza y honestidad por parte de la marca en lo que tiene que ver con acciones responsables y concretas alrededor de la sostenibilidad. Estos jóvenes han entendido que cuidar el entorno es cuidarse a ellos mismos”, explican desde la Dirección de Marca Corporativa de Bancolombia.
Ese compromiso que tienen las empresas con la sociedad y el medio ambiente fue reconocido en septiembre de este año por parte del Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (Merco), que reveló el listado de las empresas con mejor percepción en responsabilidad social en Colombia durante el 2016.
El primer lugar fue ocupado por el Grupo Bancolombia que ha emprendido estrategias en pro del bienestar social, el cuidado del medioambiente y la inclusión financiera. Esta es una entidad que tiene como pilar fundamental la sostenibilidad, esto quiere decir que se preocupa por contribuir a la transformación de la sociedad y aporta al cambio a través de sus clientes por medio de iniciativas como: Vinculación a BanCO2, esta es una estrategia de pago por servicios ambientales con la que empresas y personas pueden medir su huella de carbono y compensarla con dinero, el cual posteriormente es entregado a familias campesinas que forman parte del programa y se dedican a cuidar los recursos naturales.
Además, la Línea verde para vivienda y construcción sostenible ofrece beneficios en su tasa de financiación a quienes construyan y adquieren vivienda, considerada como construcción sostenible, a través de crédito o leasing con Bancolombia.
Las pymes y grandes empresas que requieren una financiación para mejorar la eficiencia energética, implementar energía renovable, un modelo de producción limpia y realizar proyectos de construcción sostenible, pueden beneficiarse de las Líneas ambientales. Por otro lado, el Programa Mide lo Importante está enfocado en los proveedores y clientes pyme para que puedan autoevaluar su desempeño económico, social, ambiental y de gobierno corporativo, e implementar criterios de sostenibilidad en su gestión.
A estas iniciativas se suma la Fundación Bancolombia, entidad que busca conectar el campo con el mundo y hacerlo protagonista por medio de tres pilares: educación, emprendimiento rural y modelo de asociatividad, y alianza y cooperación, contribuyendo así al desarrollo sostenible de las comunidades rurales del país.
Bancolombia es una marca que, más allá de ser reconocida como una entidad financiera, se ha convertido en un agente movilizador de acciones positivas que invitan y contagian a las personas para que se unan a las iniciativas sociales y medioambientales que quieren promover. Así logran una transformación positiva en el país entre los diferentes actores de la sociedad.
Compañías privadas y públicas, y la misma academia, han empezado a hablarle a las nuevas generaciones para que cada vez sean más personas las que se comprometan en el cuidado de los recursos naturales. De este modo la influencia de los niños sobre sus padres, la de los jóvenes sobre sus compañeros y la de los adultos sobre los más ancianos, crea un ciclo que permite garantizar a futuro los recursos suficientes para vivir de forma digna.