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Costa Rica se prepara para decirle adiós a los carros de gasolina

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Uno de los mayores retos ambientales de Costa Rica, un modelo de sostenibilidad en América Latina, es su flotilla vehicular que genera el 54 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.

En los últimos años Costa Rica se ha convertido en un ejemplo mundial al generar prácticamente toda su electricidad con fuentes limpias, principalmente con plantas hidroeléctricas y geotérmicas, pero carga el lastre de una flota de transporte altamente contaminante a la que es urgente modernizar.

Costa Rica reúne las características ideales para cambiar su flotilla vehícular a una eléctrica, pues ya tiene una red eléctrica alimentada en un 99 % por fuentes renovables, que es estable y con cobertura del 99 % de la población, indica una de las conclusiones del foro El futuro de los autos eléctricos, organizado este mes por el Instituto Tecnológico de Costa Rica.

Los datos oficiales dan cuenta de que en la actualidad el sector transporte genera el 54 % de las emisiones de gases de Costa Rica, y de ese porcentaje un 41 % proviene de los automóviles personales.

Lo que hace falta para dar ese gran paso hacia una modernización del transporte pasa por el ámbito político y cultural de los costarricenses, quienes sufren cada vez más los embotellamientos en los principales centros poblacionales.

El Congreso de Costa Rica mantiene en discusión el Proyecto de Ley de Incentivos de Promoción para el Transporte Eléctrico, el cual pretende que los autos eléctricos sean exonerados de impuestos como una forma de incentivar su importación y adquisición.

Otra iniciativa en estudio es el Proyecto de Ley sobre Transición al Transporte no Contaminante, que pondría 2030 como fecha límite para la venta de vehículos de combustión interna en Costa Rica.

Hay que estimular la demanda, en este caso a través de una matriz de incentivos, y por el lado de la oferta, que en este caso es poder estimular a productores y a quienes van a instalar las redes de recarga en Costa Rica, explicó la diputada del oficialista Partido Acción Ciudadana (PAC), Marcela Guerrero.

Según proyecciones del estatal Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), el operador dominante del mercado, la entrada de 35.000 vehículos eléctricos representaría un aumento de solo 1 % de la demanda de energía del país.

El gran reto es bajar los precios de los vehículos eléctricos para hacerlos atractivos, que haya un cambio cultural en la gente para adquirirlos y además construir la infraestructura requerida para recargar las baterías y desarrollar capacidades técnicas para dar mantenimiento a estos autos.

El estudio Esencialmente eléctrica: Cómo puede abanderar Costa Rica la movilidad eléctrica, a cargo de la Fundación Costa Rica Limpia, afirma que modernizar el transporte es fundamental si el país quiere cumplir los compromisos ambientales adquiridos en el Acuerdo de París.

En el Acuerdo de París sobre el cambio climático, Costa Rica se comprometió a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 25 %, es decir, pasar de las 12,4 millones de toneladas de 2012 a 9,4 millones de toneladas en 2030.

Dado que el suministro eléctrico del país es renovable casi al cien por ciento, Costa Rica no puede, como muchos países, reducir en gran medida emisiones en la generación de electricidad, sino que debe concentrarse en el transporte, señala el estudio.

Entre 2000 y 2014, la flota de vehículos de Costa Rica se duplicó pasando de unos 700.000 autos a casi 1,5 millones, lo que ha provocado que la contaminación del aire supere los límites de la Organización Mundial de la Salud en el Área Metropolitana.

Otro aspecto es el económico, pues al utilizar electricidad para el transporte Costa Rica reduciría el uso de hidrocarburos, cuyas importaciones anuales entre 2012 y 2016 promediaron el 3,5 % del PIB.

Además del cambio de flotilla a una eléctrica, a Costa Rica también le urge modernizar su transporte público y hacerlo atractivo para las usuarios.
Viejos autobuses y servicio en muchas ocasiones deficiente por parte de las empresas de transporte público hacen que la gente con ingresos suficientes opte por comprar un vehículo.

San José cuenta con un tren de pasajeros que conecta con las ciudades de Heredia, Alajuela y Cartago, pero las unidades son viejas, a base de combustible y sufren constantes accidentes al transitar por la ciudad con pocas señales de prevención y medidas de seguridad para los vehículos en las intersecciones.

La posibilidad de construir un tranvía, un tren eléctrico y hasta un metro, han recobrado vigencia en los últimos años, sin llegar a definirse un proyecto en concreto.


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