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• Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá

• Cartilla

Podríamos comenzar a hablar de los ríos, quebradas, humedales y del recurso hídrico de Bogotá como comienzan los cuentos de hadas: “Había una vez…”. Sí, alguna vez, hace muchos años, la Sabana de Bogotá fue un gran lago al cual llegaban las aguas claras y transparentes de los ríos y quebradas que nacen en los cerros orientales y que desde épocas prehispánicas, los grupos indígenas que habitaban la Sabana, cuidaban y valoraban, como fuente de recursos para su subsistencia y como lugares sagrados y símbolos de vida.

Estos cuerpos de agua han sido a través del tiempo un eje fundamental en la conformación de la ciudad ya que desde su fundación sus primeros habitantes se localizan y organizan alrededor de ríos como el San Agustín, el San Francisco y el Fucha los cuales se constituyen en las primeras fuentes que proveen de agua a su población. Sin embargo, desde muy temprano, estos ríos y quebradas comienzan a deteriorarse debido, entre otros factores, a la tala de los bosques con el fin de obtener madera para las construcciones de la ciudad y la leña para el consumo de sus habitantes, el vertimiento de aguas contaminadas en sus cauces y otra serie de usos indebidos que se acentúan desde mediados del siglo XX, cuando se inicia un intenso proceso de urbanización de la ciudad debido a la migración de población proveniente de diferentes regiones del país, que debido a diversos factores sociales, económicos y políticos, buscan en la capital del país mejores condiciones de vida.

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