Actualmente, por las principales calles bogotanas transitan 38 taxis eléctricos, de color azul con blanco, que recargan sus baterías a través de 36 conectores distribuidos en tres estaciones de recarga en el occidente, centro y sur de la capital del país.
Este proyecto piloto, que aún muchos bogotanos desconocen, consiste en la operación del servicio taxi de vehículos con motores de tracción totalmente eléctrica, alimentados por baterías internas recargables.
La meta es que en Bogotá circulen 50 de estos vehículos, con lo que se evitaría la generación de hasta 100 toneladas mensuales de dióxido de carbono en Bogotá. Otros beneficios ambientales de esta flota es que no generan emisiones directas y que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero; además, la tecnología vehicular eléctrica no genera ruido en su operación.
Para que la ciudadanía y en especial los asistentes a los diálogos de alto nivel de implementación de decisiones Rio+20, que se llevaron a cabo en la Plaza de los Artesanos entre el 10 y el 12 de agosto, el Distrito recreó un circuito que representa diferentes características presentes en la ciudad y que pudo ser transitado a modo de “test drive” en uno de los taxis eléctricos.
Además, algunos de los taxis eléctricos fueron los encargados de la movilización de los participantes.
“Con el piloto de taxis eléctricos, Bogotá busca conocer en condiciones locales el comportamiento en potencia, autonomía y costos de este tipo de vehículos, además de adquirir experiencia en la instalación de infraestructura de recarga de estaciones; sin estas barreras se abre la puerta para la masificación de la movilidad eléctrica y la disminución de la dependencia de los combustibles fósiles en el transporte, elemento clave para que la ciudad avance en desarrollo de acciones de mejoramiento de la calidad del aire y mitigación al cambio climático”, dijo Susana Muhamad, Secretaria Distrital de Ambiente.
A la fecha, los 38 taxis eléctricos bogotanos han circulado más de 1,2 millones de kilómetros y han consumido cerca de 400.000 kWh, evitando la emisión de cerca de 290 toneladas de dióxido de carbono.
“Con esta iniciativa, la Administración Distrital da el primer paso para la formulación de una política de movilidad eléctrica, avanzando en la modernización y adopción de tecnologías ecoeficientes en el transporte de la ciudad, además de reducir la dependencia de los combustibles fósiles”, apuntó Muhamad.
Ambiciosas estrategias de Bogotá para bajarle a la polución
El tradicional transporte público colectivo de Bogotá era un sistema ambientalmente deficiente, con demasiados vehículos en mal estado de mantenimiento, rodando en vacío por muchos kilómetros adicionales y con una baja calidad en el servicio.
Por su parte, el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) acercó a Bogotá a una innovadora propuesta para realizar la reingeniería del transporte público, dividiendo a la ciudad por zonas operativas, distribuyendo las responsabilidades entre los actores, gestionando una mejora en la calidad del servicio y renovando la flota de buses de la ciudad.
Pero, según Muhamad, no solo esto basta para alcanzar el futuro que queremos. “Los combustibles fósiles han hecho parte fundamental de transporte urbano, y el SITP de Bogotá no era ajeno a esto. Este sistema estaba diseñado para operar al 100% con diésel y tenía una fuerte tendencia a continuar así”.
Por esta razón, el Distrito estructuró dos ambiciosas herramientas: el Plan de Ascenso Tecnológico (PAT) para el SITP, que busca implementar el uso de nuevas tecnología en el transporte público, y el programa Clima y Aire Limpio para Ciudades de América Latina (CALAC), que busca la implementación de tecnologías de post-tratamiento en los vehículos en uso del sistema.
El PAT incluye 6 proyectos específicos para cambiar la matriz energética del transporte público de pasajeros: 1. Bogotá ciudad laboratorio: desarrollo del conocimiento respecto de las nuevas tecnologías; 2. Corredor pionero operado con buses híbridos; 3. Rutas pioneras para implementar buses nuevos y de nuevas tecnologías al sistema durante su puesta en marcha; 4. Reposición zonal, para programar la reposición por buses de nuevas tecnologías de los buses usados que se han vinculado al SITP; 5. Ascenso troncal de las Fases I y II, para lograr la reposición de las fases I y II por una mezcla de buses de nuevas tecnologías; y 6. Ascenso troncal Fase IV, que busca implementar la fase IV con buses 100% eléctricos.
Por su parte, el CALAC está gestionando la implementación de filtros de partículas en los buses usados del SITP en tres fases de desarrollo del conocimiento técnico, y que reducen en un 90 por ciento las emisiones peligrosas de los buses: 1. Proyecto piloto con la Universidad Nacional, TransMilenio, operadores, Agencia Suiza para la Cooperación y el Desarrollo, fabricantes de filtros y de vehículos y Secretaría Distrital de Ambiente, que busca desarrollar la transferencia de conocimiento desde los expertos internacionales hacia un grupo estratégico de la ciudad; 2. Piloto ampliado para transmitir a los demás actores el conocimiento adquirido inicialmente; y 3. Fase de masificación para la instalación masiva de filtros en buses usados y a mediano plazo en buses nuevos del SITP.
La implementación de estas dos ambiciosas estrategias generará una reducción de las emisiones de dióxido de carbono, tanto por la disminución de la flota del sistema, en la demanda de energía de las nuevas tecnologías más eficientes y de Black Carbón con el uso de filtros de partículas.
En el primer semestre de este año, el consumo de energía se redujo en un 29 por ciento y las emisiones de CO2 un 14 por ciento. “Esperamos entregar el sistema con reducciones de 40 y 36 por ciento respectivamente, y sentar las bases políticas y administrativas para obtener, a 2025, una reducción de consumo de energía y emisiones de CO2 en el transporte público de la ciudad de alrededor del 42 y 47 por ciento respectivamente”, puntualizó Muhamad.