El pasado 17 de mayo se celebró el Día Mundial del Reciclaje, una fecha para sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de separar adecuadamente los residuos, darles una nueva vida a los aprovechables y tener un consumo y producción responsable con el ambiente.
“La adecuada separación de residuos en nuestras casas, la reutilización de elementos aprovechables y el consumo responsable son muy importantes en términos ambientales porque contribuyen al uso de menos recursos naturales para la elaboración de materias primas, a la generación de energía y la producción de abonos que sirven para enriquecer nuestros suelos. Si logramos reincorporar residuos y cambiamos nuestros hábitos podemos disminuir la contaminación en el aire, el suelo y, por supuesto, en la Estructura Ecológica Principal”, expresó la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia.
La adecuada disposición de residuos y el consumo sostenible son acciones fundamentales para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, que aumentan el calentamiento global, y disminuir la contaminación en el aire, el suelo y el agua. Además, la separación en la fuente puede contribuir al aprovechamiento de una gran cantidad de residuos en la generación de energía, fabricación de nuevos productos y elaboración de compostaje para la agricultura y jardinería.
El cambio de hábitos, la adopción de mejores prácticas, la corresponsabilidad y el trabajo articulado con todos los sectores de la sociedad son imprescindibles para lograr que en Bogotá se reduzca la cantidad de elementos aprovechables que llegan al relleno sanitario Doña Juana y se disminuya la contaminación en las fuentes hídricas y el aire por cuenta de los residuos.
Reciclaje en Bogotá: una suma de esfuerzos
A través de estrategias de educación ambiental, trabajo interinstitucional, campañas de reciclaje, fortalecimiento de capacidades en el sector empresarial, apoyo a iniciativas privadas y acciones de control, la Secretaría de Ambiente impulsa la adecuada separación y disposición de residuos y la producción y el consumo sostenible.
Desde julio de 2020 hasta la fecha, la entidad ha desarrollado cerca de 1000 actividades de educación ambiental enfocadas en separación y manejo de residuos sólidos, economía circular, programas posconsumo, huella ecológica, plásticos de un solo uso, producción y consumo sostenible y Código Nacional de Policía y Convivencia. En estas han participado más de 48.500 personas de todas las edades y localidades.
De igual manera, por medio de la estrategia Pro-RedES, entre 2020 y 2021 la Secretaría de Ambiente ha fortalecido, en economía circular, a 316 organizaciones ubicadas en Bogotá. De hecho, en abril de este año, adelantó el primer curso ‘Formador de formadores en la transición hacia la economía circular’, en el que participaron cerca de 80 representantes de empresas de los sectores de salud, comercio, servicio, alimentos, manufactura, entre otros, que serán certificados en los próximos días.
A través de los programas posconsumo apoyados por la Secretaría de Ambiente, en 2020 se gestionó la recolección de 2.810,66 toneladas (t) de residuos de computadores y periféricos, luminarias, pilas, baterías plomo-ácido, medicamentos y aceite vegetal usado, además de 2.113 unidades de electrodomésticos. En ese periodo, la autoridad ambiental del Distrito también controló la adecuada disposición de 4.344.814 t de residuos de construcción y demolición, de las que se aprovecharon 1.013.480 t.
¿Cómo separar los residuos?
Actualmente, según el nuevo código nacional de colores para la separación de residuos, estos se tienen que clasificar en tres bolsas: blanca, negra y verde. En la primera se deben depositar, limpios y secos, elementos como botellas PET, bolsas de la leche, Tetrapak, cartón, papel, vidrio, aluminio, plegadiza o chatarra; en la segunda, los no aprovechables como el papel higiénico, servilletas, papeles y cartones contaminados con comida y papeles metalizados; y en la tercera, los restos de vegetales crudos (cáscaras de frutas y verduras) y desechos agrícolas.
¿Y los especiales y peligrosos?
Hay otros residuos que, por sus características corrosivas, reactivas, explosivas, tóxicas, inflamables, infecciosas o radiactivas, son considerados especiales y peligrosos debido a que si son manejados inadecuadamente pueden causar daños en la salud y el ambiente.
El aceite vegetal y las llantas usadas, los medicamentos de uso animal y humano, las pilas, luminarias, computadores y periféricos, electrodomésticos de línea blanca (neveras, hornos microondas y lavadoras), baterías de plomo-ácido y envases y empaques de plaguicidas y agroquímicos son ejemplos de los residuos que requieren un manejo diferenciado.
Estos elementos no deben ser clasificados en las bolsas blanca, verde o negra ni arrojados a la calle o las fuentes hídricas, sino que tienen que ser separados del resto y entregados a gestores autorizados por la Secretaría de Ambiente para su manejo.
En Bogotá, hay 1.125 puntos de recolección de residuos especiales y peligrosos, de los cuales 91 son de la Secretaría de Ambiente: 59 del programa Ecolecta y 32 para el aceite vegetal usado. Estos pueden ser ubicados a través del Visor Geográfico Ambiental (https://visorgeo.ambientebogota.gov.co/).
Cabe resaltar que algunos residuos especiales y peligrosos contienen materiales o elementos que, tras un adecuado proceso de desensamble y retiro de componentes peligrosos, es posible reincorporar al mercado para elaborar nuevos productos. Ese es el caso del aceite vegetal usado, que podría ser utilizado para la generación de biodiésel, velas o artículos de aseo personal, o de los computadores y bombillos, cuyo metal puede funcionar como materia prima para otros bienes.
#DíaMundialDelReciclaje | Reducir los residuos que enterramos en Doña Juana es posible si nos comprometemos a separar los residuos en casa🏠, así disminuimos el impacto en el ambiente🌏 de nuestra ciudad. #LaBasuraNoEsBasura pic.twitter.com/4iZoFZ4SwJ
— Secretaría de Ambiente (@Ambientebogota) May 17, 2021