Las pilas y acumuladores, que son dispositivos de almacenamiento de energía, están compuestos por algunos metales pesados como el mercurio, el cadmio o el plomo, que pueden generar riesgos en la salud y el medioambiente, si son dispuestos inadecuadamente. Cuando dichos elementos completan su ciclo de vida se convierten en residuos peligrosos y, por esto, requieren un tratamiento especial.
Como todos los residuos de carácter peligroso, las pilas y acumuladores no pueden ser dispuestos con el resto de los desechos generados en el hogar ni abandonados en la calle.
Estos residuos, que son generados a partir de actividades industriales, agrícolas y domésticas, deben ser separados de los demás y entregados a gestores autorizados para su manejo.
Pilas con el Ambiente y Recopila son dos programas posconsumo con los que la Secretaría de Ambiente trabaja articuladamente para promover el adecuado cierre del ciclo de vida de este tipo de residuos y, así, evitar daños en los ecosistemas.
En Bogotá, hay más de 800 puntos de recolección de pilas y acumuladores, que pueden ser consultados a través del Visor Geográfico Ambiental (tiny.cc/posconsumo). Estos se encuentran, generalmente, en tiendas, almacenes de cadena o instituciones.
A estos lugares, los ciudadanos pueden llevar baterías de celular y de portátiles y pilas de botón, AA, AAA, tipo C y D, cuadradas de 6V y 9V, las cuales son usadas en juguetes, calculadoras, relojes y audífonos, entre otros elementos.
¿Qué son los residuos peligrosos?
Son residuos o desechos que por sus características corrosivas, reactivas, explosivas, tóxicas, inflamables, infecciosas o radiactivas pueden causar riesgos, daños o efectos no deseados en la salud humana y el medioambiente, cuando son dispuestos inadecuadamente. Estos elementos requieren un tratamiento especial y deben ser entregados a través de un gestor autorizado.