La quebrada Vicachá, ubicada sobre la margen derecha de Monserrate por la avenida Circunvalar rumbo al sur, es un lavadero de taxis y camionetas blancas de servicio público que día a día va creciendo. La contaminación está al orden del día.
En varios recorridos que ha realizado EL TIEMPO por la zona, se ha detectado que funciona en horas de la mañana a la luz de las autoridades y de funcionarios que pasan por esta ruta sin que se tomen medidas de fondo.
La competencia es de la Secretaría Distrital de Ambiente, la Policía Metropolitana y de las alcaldías locales de Santa Fe, a la cual le corresponde el costado norte, y de La Candelaria por el lado sur.
Aunque esta situación ha sido denunciada por redes sociales y ciudadanos que transitan todos los días por ese sector, hasta el momento no hay una medida definitiva.
Según el reporte de la alcaldía de La Candelaria, en la Comisión Ambiental se han reportado cinco comparendos ambientales que han sido impuestos por la policía local.
Óscar López, director de control ambiental de la Secretaría de Ambiente, dijo que se hace monitoreo a diario, de la mano de la Policía. Esta semana se impusieron dos comparendos ambientales por contaminar la quebrada, multa que podría llegar hasta los 6 millones de pesos.
“Son personas que están contaminando el agua de la quebrada; a ellos les parece bien y no miden el impacto de la contaminación”, dijo el funcionario, quien indicó que a diario se hacen recorridos de control y vigilancia, además de la medida que opera siempre y cuando sean encontrados en flagrancia.
Funcionarios que han intentado intervenir en el sector señalan que han sido amenazados, posiblemente por una banda que atraca en la zona. A esto se suma que allí hay una mujer habitante de la calle a quien identifican como la ‘Guajira’, que tiene amedrentados a funcionarios a quienes les lanza sus perros con el fin de que la dejen allí.