Hoy en día, el espejo de agua del humedal Juan Amarillo, ubicado en las localidades de Engativá y Suba, refleja más el sol, su capacidad de autorrestauración ha mejorado y las tinguas, garzas y patos lo visitan más.
Desde hace ocho meses, de lunes a sábado, más de 20 operarios del Acueducto de Bogotá se enfrentan a una especie invasora que en solo 15 días puede duplicar su tamaño.
Se trata del buchón, una planta acuática que, controlada, ayuda a filtrar los contaminantes que hay en el agua, pero su crecimiento desmesurado, en lugar de ser un aliado para el humedal, lentamente estaba matando al espejo de agua y a la flora y fauna que habitan en él, pues le estaba robando el oxígeno.
Entre marzo y octubre de este año, la intervención del Acueducto ha logrado retirar 35 toneladas de buchón a lo largo de 10 hectáreas del humedal. La meta es remover 80 toneladas de esta planta en más del doble del espacio que han limpiado hasta el momento en el humedal, que tiene una extensión de 222 hectáreas.
La tarea va por la mitad, por lo que en la parte sur del humedal el sol se refleja de tal forma que es necesario entrecerrar los ojos para evitar el deslumbramiento; mientras que en el norte el verde tapete, hecho de buchón, haría pensar a los despistados que se trata de tierra firme.
Los operarios primero tienen que cortar el buchón y luego empujarlo hasta el borde del humedal para que las máquinas lo retiren. / EL TIEMPO ZONA.
Este humedal también es conocido como Tibabuyes, que en lengua chibcha traduce: tierra de labradores.
Lo que resulta casual, ya que la forma y las herramientas con las que retiran el buchón de este ecosistema hacen ver a los funcionarios del Acueducto como campesinos, como si estuvieran, con sus horcas y rastrillos, preparando la tierra para sembrarla.
El buchón en el Juan Amarillo parece un tapete, por lo que los funcionarios del Acueducto tienen que cortarlo primero y después con sus rastrillos llevarlo hasta la orilla del humedal para que la cosechadora de este vegetal y una retroexcavadora puedan ponerlo en una de las dos volquetas que apoyan esta tarea.
“Al retirar el buchón hemos restablecido las condiciones de intercambio de oxígeno entre la lámina de agua y la atmósfera, propiciando un equilibrio que aporta condiciones favorables para el establecimiento de las especies de fauna y flora”, afirmó Germán González, gerente general del Acueducto de Bogotá.
Personas que se acercan curiosas a observar el trabajo del Acueducto preguntan por qué ese tapete verde cubrió gran parte del espejo de agua.
Según la empresa, en el Juan Amarillo hay un ambiente propicio para que esta especie crezca de manera exponencial.
Por esto, una vez acabada la intervención con maquinaria, se seguirán haciendo operativos manuales con regularidad para que el buchón no vuelva a cubrir el espejo de agua.
Durante estas jornadas de seguimiento, que se realizarán en diferentes épocas del año, como en invierno y verano, se evaluarán indicadores de contaminación fecal, condiciones de ambiente y carga contaminante.
“Estos procesos de limpieza son muy necesarios para evitar el deterioro del humedal. Ojalá en temas de seguridad el Distrito también meta la mano”, dijo José Giraldo, habitante de Suba que pasa casi a diario por el Juan Amarillo en su bicicleta.
En medio de una pequeña isla hecha de buchón, un particular crustáceo aparece. Con cuidado, un operario del Acueducto lo toma y lo pone en un lugar seguro, lejos de la retroexcavadora.
“Es una langosta de río y no es una especie nativa del humedal”, afirmó el operario que logró salvar al pequeño animal de la enorme maquinaria que remueve la planta acuática invasora.
Precisamente, el buchón, el cual está compuesto de agua en un 70 por ciento y de material orgánico en la porción restante, que será removido del Juan Amarillo será usado como abono para recuperar la fertilidad en el litoral del humedal.
Una isla en el Jaboque
Muy cerca del Juan Amarillo, el Acueducto también está realizando obras de remoción de material vegetal y lodos en el humedal Jaboque, ubicado en la localidad de Engativá.
En las 13 hectáreas de cuerpo de agua en las que se adelanta la recuperación se han extraído más de 3.000 toneladas de lodo.
Este operativo se realiza con el fin de recuperar el espejo de agua y mejorar la capacidad de amortiguación.
“Las obras, que iniciaron en febrero del presente año, se extenderán hasta el primer trimestre del 2017 y buscan la recuperación de la lámina de agua de un metro de profundidad durante todo el año”, afirmó el gerente del Acueducto.
En este lugar se construirá una isla que servirá como centro de refugio y procreación para algunas especies de aves que viven o frecuentan el humedal.
Finalmente, el Acueducto recordó que para el cuidado de los 15 humedales que tiene Bogotá en su zona urbana se necesita mejorar la cultura del manejo de residuos sólidos.
RAFAEL JALLER