Engativá, conocida también como La Puerta del Sol, se ubica al noroccidente de la capital y tiene una extensión de 3.606 hectáreas. De acuerdo con el portal de la Alcaldía Local, sus orígenes se remontan a tiempos prehispánicos, cuando fue uno de los asentamientos muiscas de la Sabana, en cercanía al antiguo río Funza, hoy río Bogotá.
La localidad cuenta con 520,79 hectáreas que hacen parte de la Estructura Ecológica Principal de Bogotá. Dentro de este territorio, se encuentran tres Reservas Distritales de Humedal (RDH): Santa María del Lago, Jaboque y Juan Amarillo o Tibabuyes, esta última compartida con la localidad de Suba.
Los humedales cumplen funciones esenciales: ayudan a regular el clima; son espacios de educación ambiental, recreación pasiva y contemplación, y actúan como refugio para la biodiversidad. El humedal Jaboque, ubicado en la parte final de la cuenca del río Salitre, que desemboca en el río Bogotá, es un Área Importante para la Conservación de Aves (AICA) en Colombia y el mundo. Allí se han registrado 653 especies de fauna, entre ellas 105 son de fauna silvestre vertebrada, principalmente aves.
Por su parte, Santa María del Lago se destaca como un espacio representativo para aprender sobre los servicios ecosistémicos de los humedales de la Sabana de Bogotá. Tiene una extensión de 10,86 hectáreas, de acuerdo con el Plan de Manejo Ambiental del Humedal Santa María del Lago, con un espejo de agua de 5,64 hectáreas, y cuenta con el registro de 86 especies de aves. Es un área protegida destinada a conservar la biodiversidad, restaurar la flora y fauna nativa, y brindar a la ciudadanía un lugar para la recreación pasiva y la educación ambiental.
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Retos ambientales
De acuerdo con el apartado Diagnóstico ambiental del Plan Ambiental Local Engativá 2021-2024, Engativá enfrenta importantes desafíos. En la localidad, se identificaron 153 puntos críticos de disposición de residuos, donde la UAESP adelanta intervenciones y estrategias pedagógicas para mejorar el manejo de materiales voluminosos como tejas, escombros y llantas.
Otro reto es la vulnerabilidad climática. La mayor parte del territorio se encuentra en categoría “media”, lo que implica que durante temporada de lluvias aumentan los riesgos de inundaciones y encharcamientos, en barrios con problemas de alcantarillado y mal manejo de residuos.
Según el Plan Ambiental Local de Engativá, una de las problemáticas más relevantes de la localidad son los botaderos a cielo abierto. Estos generan afectaciones que hacen parte de la llamada deuda ecológica. Al tratarse de una responsabilidad privada, corresponde a la autoridad ambiental competente adelantar los estudios, seguimientos y sanciones necesarias. A esta situación se suman la disposición inadecuada de escombros y el manejo incorrecto de residuos peligrosos en bodegas y establecimientos de almacenamiento.
Finalmente, el indicador de Agua Superficial Indicadores en Corrientes, río Salitre (WQI-Salitre) señala que este río, que atraviesa la localidad, se encontraba en la categoría marginal en el 2024. Esto significa que no cumple con los objetivos de calidad establecidos en el artículo 3 de la Resolución 5731 de 2008, por la cual se adoptan los nuevos objetivos de calidad para los ríos Salitre, Fucha, Tunjuelo y el Canal Torca en el Distrito Capital. Es importante resaltar que el índice no define la calidad del agua para el consumo humano.
Gracias a las acciones de Ambiente Bogotá, esta localidad avanza en la conservación de la biodiversidad, el cuidado del suelo y del agua, y la mejora de la calidad del aire para hacer de Bogotá una ciudad mejor preparada para enfrentar el cambio climático y cuidar a su gente.
