Susana Muhamad, Secretaria Distrital de Ambiente, reveló un panorama sobre el recurso hídrico de Bogotá y la región del departamento de Cundinamarca, el cual según la funcionaria se vería afectado seriamente por el calentamiento global si no se toman medidas radicales.
Según Muhamad, Bogotá y la región podrían sufrir la pérdida de hasta el 60 por ciento del potencial del suelo agrícola hacia el año 2040, debido a la falta de agua que padecerá esta zona.
Además, manifestó que la seguridad alimentaria de la capital del país depende en un 60 por ciento del departamento de Cundinamarca por su disponibilidad hídrica, la cual se vería afectada seriamente al no contar con el recurso.
“Hoy ya contamos con escenarios regionales de variabilidad y cambio climático, que nos dan una guía de los que va a representar para este territorio la variabilidad climática en 2040, 2070 y 2100. Sin embargo, si no hacemos nada los impactos que estos cambios van a tener sobre el recurso hídrico serán devastadores”, apuntó Muhamad en el cuarto Congreso Pacto Global, arquitectos de un mundo mejor.
Específicamente en el caso bogotano, Muhamad informó que cerca del 80 por ciento de su empresariado son pequeñas y medianas empresas, las cuales lamentablemente son las que tienen un mayor impacto sobre el agua, como las curtiembres de San Benito, los frigoríficos del barrio Guadalupe y la gran minería de materiales de construcción.
Para poner freno a esta contaminación hídrica, la Secretaria de Ambiente fue enfática en la aplicación de cuatro procesos.
Primero la separación del uso del suelo de la extracción de materiales de construcción, para así continuar el desarrollo de la infraestructura y vivienda sin dañar el suelo. “Debemos construir la ciudad sin deteriorar el suelo y no sustentar el desarrollo sobre la minería”.
El segundo proceso planteado por Muhamad es separar el saneamiento básico del agua y optar por un saneamiento seco. “El paradigma de uso del agua ha sido que sacamos los residuos domésticos y los vertimientos utilizando el agua. Tomar agua con altos niveles de pureza y potabilizarla para luego verterla al contaminado río Bogotá es un crimen ecológico. Invertiremos cerca de $10 billones para el saneamiento básico de Bogotá”.
El tercer reto consiste en la separación de la unión agua y energía eléctrica. “No deberíamos depender del agua para la generación de energía, ya que cada vez será más la preocupación por mantener la capacidad de los embalses y de las hidroeléctricas funcionando. Deberíamos generar energía descentralizada y a pequeña escala, utilizando fuentes renovables”.
Finalmente, Muhamad propone separar el manejo de los residuos del suelo. “En Colombia enterramos los residuos sólidos. Separar el suelo de los residuos puede contribuir a tener un futuro más sostenible”.
“Si las autoridades ambientales siguen otorgando concesiones de agua sin ninguna coordinación, viendo solamente el impacto de unos sectores sin entender el contexto territorial, el país va directo al desastre. En Bogotá, la necesidad de articularnos con la región y con el resto de la cuenca para poder darle claridad a los sectores que usan el agua es fundamental. Debemos fortalecer lo público y el ejercicio de las autoridades ambientales y de la capacidad de coordinación de muchos entes administrativos en la región hídrica”, puntualizó.
Desorden por el agua
Luis Fernando Rico, gerente general de Isagen, manifestó en el Congreso Pacto Global que existe un gran desorden en la planeación del uso del agua, ya que no lo está haciendo el Estado, sino el sector privado.
“Si vemos el agua desde el punto de vista de la oferta, debería existir una institución dedicada a cuidar la oferta del agua, en cuanto a su cantidad y a su calidad, que trace directivas, políticas o lineamientos que defiendan el agua. Necesitamos que haya una mejor orden y una política pública que regule el uso y manejo del agua”.
Por su parte, Ernesto Guhl, director del Instituto para el Desarrollo Sostenible Quinaxi, afirmó que el agua, más que ser un recurso indispensable para la gestión empresarial, es un elemento estratégico vital para la sociedad en general. “Si una empresa quiere ser sostenible, el territorio en donde se instala debe ser sostenible y de ahí la necesidad de la acción conjunta”.