Así lo reveló un informe de la ONU dado a conocer en la cumbre sobre el clima.
El cambio climático está provocando que las comunidades más vulnerables sean cada vez más pobres, pasen más hambre, dediquen menos recursos al cuidado de sus hijos y, finalmente, se planteen la emigración como única salida, alerta un informe elaborado por la Universidad de Naciones Unidas.
Los efectos negativos crecerán si no se toman medidas ya, porque mantener el status quo ha dejado de ser una opción, aseguró a Efe la doctora estadounidense Koko Warner, responsable del estudio Perdida y daños en países vulnerables presentado con motivo de la Cumbre sobre el clima que la ONU celebra en Varsovia.
Warner pone un ejemplo claro del drama que viven estos pueblos, que desde hace treinta o cuarenta años sienten el impacto del calentamiento global que amenaza con acabar con formas de vida milenarias. En Senegal tuvimos la oportunidad de conocer a tres generaciones de una misma familia. El abuelo recordaba cómo solía cazar en el bosque y cultivar la tierra. Su hijo lamentaba la llegada de las sequías, la pérdida de cosechas y la escasez de caza. El hombre miraba a su nieto y afirmaba que el niño ya no podría vivir más en esa tierra, narra la experta.
Los resultados de la investigación muestran claramente que hacen falta más medidas para mitigar los efectos que está provocando el cambio del clima, añade Warner tras analizar comunidades de Burkina Faso, Etiopía, Mozambique y Nepal y unir sus datos a estudios previos sobre Kenia, Gambia, Bangladesh, Bután y Micronesia. En todos estos países, además de en otros cómo Perú, México o Guatemala (donde también se han hecho investigaciones), las comunidades aseguran que sufren cambios en el régimen pluvial y en los ciclos de cultivos, lo que provoca descensos de las cosechas y empobrecimiento, explica.
Según este informe, tres de cada cuatro hogares encuestados, en su mayoría pequeños agricultores, han tenido que reducir el número de comidas o el tamaño de las raciones, lo que evidencia que las anomalías climáticas ponen en riesgo la salud y subsistencia de estas comunidades rurales. Cuando tienen menos comida y dinero acaban vendiendo sus pertenencias, reduciendo el gasto en educación o medicinas y al final muchos emigran o emigrarán en el futuro, añade Warner.
Se trata principalmente de comunidades tradicionales que pocas veces se interesan por las causas del cambio climático, aunque lo sufren y les hace temer por sus tierras y hogares. En Micronesia, por ejemplo, muchas personas mayores de creencias religiosas se preguntaban por qué Dios les había castigado por algo de lo que ellos no eran culpables, mientras que los jóvenes simplemente se planteaban adónde emigrar en el futuro, recuerda Koko Warner. La investigadora asegura que hay soluciones, aunque
o son fáciles, y enumera propuestas como crear sistemas de detección temprana de desastres naturales, establecer microcréditos para agricultores o programas para cultivos. No sólo hablamos de pérdidas en términos monetarios, sino también de pérdidas de identidad cultural, advierte Warner, quien da otro ejemplo significativo del drama para estos pueblos: el que actualmente viven los trashumantes de Burkina Faso, quienes han visto sus rebaños diezmados debido a la falta de agua y de pastos.
EFE