Informe dice que la ecoconducción de un automóvil puede ayudar a economizar más de $ 380.000 al año.
Sí, digámoslo sin rodeos: hay personas que compran carro nuevo de última generación y no tienen ni idea del impacto que tiene en el bolsillo andar con las llantas mal calibradas, o que creen que deben calentarlo antes de arrancar, que andan a toda velocidad, frenan duro y cuando arrancan lo hacen con el pie a fondo en el acelerador. Y como si fuera poco, que es lo peor, no miran para ningún lado.
Sandra R., diseñadora y propietaria de un vehículo de cilindrada 1.600 y modelo 2015, lo confiesa: “Yo compré mi carro y solo me subo, lo prendo, arranco y ya. Nunca me imaginé que llevar los vidrios abajo causaba ese efecto paracaídas, o que por llevar las llantas bajitas consumía más gasolina, nadie me lo explicó antes”, dice la mujer.
Igual pasa con otros más viejos: no le hacen mantenimiento. Ni qué decir de los conductores de camiones y buses diésel que, además, se detienen en el semáforo y aceleran a propósito, arrojando al aire bocanadas de contaminantes.
En la capital circulan unos 2’400.000 vehículos entre particulares, motocicletas, transporte público y taxis. Ecopetrol calcula que en la ciudad se consumen al día 20.700 barriles de gasolina, es decir, 869.000 galones y 13.100 de diésel, unos 550.000 galones.
Un informe, solicitado por EL TIEMPO a la Secretaría Distrital de Ambiente, señala que al año un automóvil particular recorre en promedio 9.000 kilómetros y consume 200 galones con una media de consumo de gasolina calculada en 45 kilómetros por galón.
Si el galón vale 9.700 pesos significa 1’940.000 pesos anuales. Si al aplicar las técnicas de ecoconducción (ver gráficos) se logra un ahorro mínimo del 20 por ciento (promedio del rango teórico de ahorro), ese mismo particular recorrerá la misma distancia y solo consumirá 160 galones de gasolina y pagaría 1’552.000 pesos.
“Representaría un ahorro de 388.000 pesos que es cercano al valor del Soat anual –Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito– y cerca del doble de valor de la revisión técnico-mecánica anual”, señala el documento de la SDA. También se hicieron pruebas reales a conductores de buses de pasajeros antes y después de aprender las buenas prácticas.
En un recorrido de 62 kilómetros por la ciudad con pendientes –subidas y bajadas–, tráfico lento y rápido, se logró un ahorro del 8 por ciento en el consumo de combustible.
“Los resultados evidencian que con la conducción ecológica se logra recorrer mayor distancia consumiendo menor combustible. Un galón de ACPM rindió 17,64 kilómetros mientras que con las malas prácticas –sin ecoconducción– el recorrido fue de 16,2 kilómetros”, señala la SDA.
Ese testdrive indica que ese bus puede ahorrar 11.766 pesos diarios. “Al año se convierte en cerca de 4’235.632 pesos. Proyectando esta cifra a la totalidad de la flota del SITP, el ahorro en costo de combustible es bastante representativo”, destaca el informe.
Eso en cuanto al bolsillo, porque en el tema ambiental, manejar bien tiene sus beneficios con el aire: el bus redujo una cantidad de 3,08 kilogramos de CO2 (gas carbónico) y de 0,065 gramos de material particulado (PM10) en esos 62 kilómetros de recorrido.
Según los cálculos y las pruebas que se han realizado, si se suman todas estas variables, es decir, si usted tiene malas prácticas de conducción y mal mantenimiento, puede que se esté gastando más del 30 por ciento en combustible y con toda seguridad está contaminando mucho más el aire y, como si fuera poco, pone en riesgo su vida y la de las demás personas.
“Un vehículo de carga bien conducido en Bogotá puede reducir entre el 3 y el 5 por ciento las emisiones de material particulado (PM10), pero cumpliendo con todos sus planes preventivos de mantenimiento puede llegar a disminuir entre el 30 y el 60 por ciento de las emisiones de PM10”, dice Óscar Ducuará, subdirector de calidad del aire, auditiva y visual de la Secretaría Distrital de Ambiente, quien lideró con su equipo el estudio.
Ducuará estima que si se suman todos los beneficios de las buenas prácticas en la conducción y el mantenimiento regular de todo el parque automotor, “el ahorro en costos de combustible puede ser de más de medio billón de pesos al año”.
Así las cosas, para ahorrar plata, contaminar menos y reducir el número de accidentes, EL TIEMPO recoge las recomendaciones de Ecopetrol y de la Secretaría Distrital de Ambiente para aportar en algo a la calidad del aire –y del bolsillo– de los ciudadanos.
Luis Jorge Hernández, experto en salud pública de la Universidad de los Andes, destaca esta buena práctica, pero advierte que es difícil en Bogotá “por la lentitud en los trancones y la existencia de un 70 por ciento de parque automotor obsoleto y contaminante”.
La meta, dice el experto, “es cumplir el plan de descontaminación del aire, que implica bajar fuentes de emisión. Y tener automóvil híbrido, fósil-eléctrico, debe ser parte de la ecoconducción”.