El sellamiento que hizo este miércoles la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA) de tres bodegas en la zona industrial de Fontibón, donde almacenaban peligrosamente 15.000 llantas, evidencia que el riesgo ambiental en que se halla la ciudad por esta causa aún no se ha superado.
De acuerdo con la secretaria de Ambiente, Susana Muhamad, así como ocurría con las bodegas selladas, donde se guardaban llantas sin un plan contra incendios, hay otras en la ciudad que están representando un peligro ambiental para la población.
Según la SDA, en Bogotá cada año vienen produciéndose alrededor de 2,5 millones de llantas usadas. A su vez, la Andi informó que el año pasado recibió 1’300.000 para su procesamiento, “dando así cumplimiento a las metas establecidas en la normatividad vigente”.
Lo anterior indicaría que 1’200.000 llantas no se recogen debidamente y estas serían las que hoy se ven amontonadas o regadas en vías públicas, separadores, parques y lotes, como lo informó EL TIEMPO anticipadamente.
Y ese problema se puede agravar, si se tiene en cuenta que la SDA calcula que este año se pueden generar unos 3 millones y el próximo, alrededor de 3,5 millones.
Mientras tanto, la SDA ha identificado más de 20 puntos críticos donde arrojan estos artículos. También ha detectado que el almacenamiento clandestino de este usado predomina en Fontibón, Barrios Unidos, Antonio Nariño, Mártires, Puente Aranda y Suba.
De ahí el temor de la autoridad ambiental, porque se podría causar otro desastre ambiental como el registrado en noviembre del año pasado, cuando se quemaron 600.000 llantas mal depositadas, en un lote arrendado de Fontibón.
El que no haya un destino final adecuado para las llantas usadas se debe a varios factores.
Uno de ellos es que el programa de posconsumo Rueda Verde de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), solo alcanza a recoger la mitad (52 por ciento) del total del material que se genera al año en Bogotá.
Para Muhamad, este programa de posconsumo de la Andi “se quedó corto y tiene fallas estructurales”.
Aunque la Andi argumentó, en un comunicado, que no tiene la obligación legal de hacer ese tipo de recolección. “No cuenta con el mandato ni tiene la responsabilidad de la recolección de llantas depositadas en espacios públicos de la ciudad”, replicó.
Otro aspecto que afecta el reciclaje de las llantas es que la gente desconoce los 96 puntos que hay en la capital para su recolección.
También, que faltan más controles de las autoridades sobre los productores, para verificar si están cumpliendo con la resolución 1457 del 2010, que les ordenó implementar sistemas de recolección y gestión ambiental de este residuo y si los distribuidores y comercializadores lo están recibiendo y disponiendo adecuadamente.
Propuesta del Distrito
La preocupación del Distrito es que la capital solo está en capacidad de reciclar un 15 por ciento de esas llantas para usar, por ejemplo, los gránulos de caucho en malla asfáltica.
Por eso, Muhamad recordó que desde noviembre pasado le propuso al Ministerio de Ambiente y a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) que le dejen al Distrito “la competencia para el manejo directo de la disposición final de las llantas usadas en Bogotá”.
Este material reciclado podría usarse en obras viales del país o en cementeras para generación de energía, según los contactos que ha hecho el Distrito.
Otro contratista incumplido
Las tres bodegas selladas el miércoles en la zona industrial de Fontibón pertenecen a la firma Gránulos de Caucho Reciclados. La Secretaría de Ambiente contó que estos ‘dueños’ de llantas arrendaron las bodegas, pero luego las dejaron abandonadas y dejaron de pagarle el arriendo al propietario de los inmuebles. Igual problema sucedió con la firma que arrendó el lote, también en Fontibón, donde se incendiaron las 600.000 llantas en noviembre. Ahí, no se ha cumplido la orden que se dio de sacar todas las llantas del lugar.