A Bogotá se le calentó el clima. En los últimos 40 años, su temperatura subió 0,5 grados Celsius, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Asuntos Ambientales (Ideam). El termómetro, incluso, ha llegado a marcar máximas impensadas de hasta 23,8 grados –como ocurrió el pasado 16 de febrero– que han hecho sentir a los bogotanos como si se estuviera en Fusagasugá o Melgar.
Este calentamiento progresivo de la ciudad ha mostrado que sí tiene impactos, por ejemplo, en la naturaleza: algunas plantas y animales que antes solo se veían en zonas templadas o cálidas ahora están creciendo a la altura de Bogotá, según pudo establecer un estudio que durante 21 años hizo Diego Giraldo Cañas, biólogo especialista en gramíneas e investigador del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional.
Giraldo logró evidenciar que por lo menos 45 especies de gramíneas, que tradicionalmente crecen en tierras con alturas entre 300 y 1.500 metros sobre el nivel del mar, vienen desarrollándose a los 2.630 metros de altura de Bogotá. Algunas especies también han comenzado a aparecer en sus páramos, a 3.000 metros de altura.
Entre las plantas de climas templados que han germinado en Bogotá hay algunas forajeras (usadas para alimentar el ganado) y pastos que ahora se ven en antejardines, zonas verdes y grietas de andenes.
Esta planta, ‘Leersia hexandra’, es común en bordes de andenes.
El director del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, Germán Amad, aseguró que “según la especie, en algunos casos el aumento de la temperatura puede inducir ciertos cambios de comportamiento, sobre todo en los ritmos biológicos. En otros puede afectar la fisiología, ecología y distribución. En las aves puede modificar patrones en actividad de vuelo o inducir a una disminución poblacional”.
De acuerdo con Giraldo, el calentamiento global puede generar cambios “en la distribución de las plantas y ganancia altitudinal (crecimiento en terrenos más altos). Y es lo que viene ocurriendo no solo con gramíneas como las estudiadas, sino con otras especies”, apuntó.
Una de las hipótesis planteadas por los investigadores es que un aumento de 3 grados centígrados en la temperatura media anual global lleva a que algunas plantas logren desplazamientos de 300 a 400 kilómetros en latitud (movimiento en zonas templadas hacia los polos) o de 500 kilómetros en altitud, hacia zonas más altas.
Esta especie, ‘Holcus lanatus’, es propia de clima caliente.
¿Cómo ha sucedido el desplazamiento de las plantas? “Ha sido en forma natural –explicó Giraldo–. La mayoría de las semillas de las gramíneas son transportadas por el viento y, con el paso de los años, algunas especies fueron ganando terreno, migrando de climas cálidos como Girardot, por ejemplo, hacia tierras más altas, como Soacha o Bogotá, y se pudieron establecer porque encontraron condiciones para ello”.
Otra especie evolucionada es el maíz, cuyo crecimiento se ve hoy normal, como si fuera propia de la ciudad. Sin embargo, esta planta es originaria de climas cálidos y templados que, con la nueva temperatura de la ciudad, ha logrado mejores cultivos y cosechas.
Pero que crezcan especies de otro clima en Bogotá no resulta en algunos casos tan positivo, cuando se trata de plantas agresivas. Estas se convierten en especies invasoras que desplazan o acaban las especies nativas. Es lo que viene sucediendo con el pasto kikuyo (Cenchrus clandestinus ).
“Es una especie foránea que se trajo como forrajera para alimentar ganado. Se naturalizó y está creciendo vigorosamente porque es muy agresiva. Donde nace este pasto no crece nada más. Hoy ya se encuentra incluso a 3.000 metros de altura”, comentó Giraldo.
Impacto en algunas aves
El nuevo clima capitalino ha influido también para que aves de otras regiones arriben a la ciudad.
Para el científico y ornitólogo Gary Stiles, “aves que antes se encontraban en tierras bajas han entrado en los últimos años a la sabana y Bogotá, y se les ve en potreros” . Puso como ejemplos el alcaraván del llano (Vanellus chilensis) y el ave conocida popularmente como corocoro negro (Phimosus infuscatus), que frecuenta el humedal La Conejera.
Escenarios futuros
La migración y asentamiento de nuevas plantas y aves en la ciudad será un proceso que, al parecer, no se detendrá, si se tiene en cuenta que los pronósticos indican un progresivo aumento en la temperatura de la ciudad.
Un estudio efectuado por el Ideam para el Plan Regional Integral de Cambio Climático Regional Bogotá-Cundinamarca (Pricc) analizó que se espera entre el 2011 y el 2040 un incremento progresivo entre 1 y 2 grados Celsius.
Si continúan los patrones de uso actuales, la transformación del suelo y el consumo y utilización de fuentes no renovables, la investigación advierte que, a finales del siglo (periodo 2071-2100), la temperatura en la capital puede subir un promedio entre 2 y 4 grados Celsius.
Especies que se han extendido
Entre las especies que han crecido en el clima ‘caliente’ bogotano se hallan:
Pata de gallina (Eleusine indica), un pasto de pequeño porte.
Estrellitas o sombrillitas (Chloris spp.).
Braquiaria (Urochloa spp.).
Kikuyo (Cenchrus clandestinus).
Pasto de olor (Anthoxanthum odoratum).
Falsa Poa, un pasto forrajero ( Holcus lanatus)
Ochoro (Dactylis glomerata).
Pasto estrella (Cynodon dactylon).
Cola de zorro (Andropogon bicornis).
Horquetilla (Paspalum conjugatum).|
Pasto que se ha extendido (Leersia hexandra). Nace en charcos de andenes.
El Instituto de Ciencias Naturales de la U. Nacional empezó a
estudiar cuál es el impacto del clima en lagartijas. Juan Diego
Buitrago EL TIEMPO
Van 15 días con altas temperaturas
La ciudad está viviendo un periodo muy seco, al punto de que ya se completan 15 días con altas temperaturas y un mínimo de lluvias.
El jefe de pronósticos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) dijo que, en los últimos años, el día más caliente de Bogotá se registró el pasado 16 de febrero, cuando el termómetro marcó 23,8 grados; y el pasado 21 subió a 23,2 grados. Estos calores podrían seguir hasta mediados de marzo.