Somos vulnerables a no contar con el agua potable para nuestras actividades diarias; a los efectos de eventos de contaminación del aire y del agua; a la generación de vectores por la exposición de desechos sólidos y líquidos en cercanías de los recursos naturales; a los desastres por inundaciones y deslizamientos en las localidades; y a la disminución de la producción agrícola y de alimentos en nuestras zonas rurales.