Resumen: | Preámbulo
Cuando se cumplen casi 20 años desde la última Cumbre de la Tierra, los países se encuentran de nuevo rumbo a Río, aunque el mundo ha cambiado mucho desde 1992.
En aquel entonces, apenas se vislumbraban algunos de los retos emergentes a lo largo del planeta, desde el cambio climático y la desaparición de especies, hasta la desertificación o la degradación de las tierras.
Actualmente, muchos de aquellos problemas aparentemente remotos son ya una realidad y plantean serios obstáculos tanto para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas como para la prosperidad, o incluso la supervivencia, de cerca de siete mil millones de personas ? que serán nueve mil millones en 2050.
Río 1992 no defraudó al mundo, ni mucho menos. Aportó una visión e importantes piezas del mecanismo multilateral necesario para crear un futuro sostenible.
No obstante, esto solo será posible si los pilares ambiental y social del desarrollo sostenible reciben el mismo trato que el económico; si los motores de la sostenibilidad, a menudo invisibles, desde los bosques hasta las fuentes de agua dulce, tienen el mismo peso, si no mayor, en la planificación económica y del desarrollo.
Hacia una economía verde es una de las principales aportes del PNUMA al proceso Río+20 y al objetivo general de luchar contra la pobreza y promover un siglo XXI sostenible.
El informe presenta argumentos convincentes, desde una perspectiva económica y social, para invertir el dos por ciento del PIB mundial en enverdecer diez sectores fundamentales de la economía con el fin de orientar el desarrollo y los flujos de capital público y privado hacia actividades con bajas emisiones de carbono que sean eficientes en la utilización de los recursos.
La transición puede catalizar una actividad económica de al menos un tamaño comparable al del modelo actual, pero con un menor riesgo a las crisis y a los impactos cada vez más inherentes al modelo actual.
Las nuevas ideas son, por su propia naturaleza, perturbadoras, pero mucho menos negativas en comparación con un mundo en el que empiezan a escasear el agua potable y las tierras fértiles, con el telón de fondo caracterizado por el cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos y una creciente carestía de recursos naturales.
La economía verde no favorece a una u otra corriente política, ya que es pertinente para todas las economías, tanto las controladas por el Estado como las de mercado. Tampoco pretende ocupar el lugar del desarrollo sostenible. Más bien, es una forma de alcanzar dicho desarrollo a nivel nacional, regional y mundial, estando en consonancia e incluso ampliando la aplicación del Programa 21.
La transición a la economía verde ya está en marcha, como se subraya en este informe así como en una amplia serie de estudios complementarios elaborados por organismos, países, corporaciones y organizaciones de la sociedad civil.
El objetivo ahora es aprovechar al máximo dicho impulso.
Río+20 constituye una oportunidad real de ampliar y fortalecer los brotes verdes”. Con ese objetivo, el presente informe no solo ofrece una hoja de ruta hacia Río, sino más allá de 2012, cuando una gestión aún más inteligente del capital natural y humano del planeta determine finalmente la creación de riqueza y el rumbo del mundo.
Achim Steiner
Director Ejecutivo del PNUMA
Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas
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