Las 17 reservas distritales de humedal reconocidas en Bogotá son ecosistemas valiosos que albergan una diversidad impresionante de aves. Estas áreas naturales, como los humedales Juan Amarillo, Córdoba, Santa María del Lago y muchos otros, brindan un hábitat vital para numerosas especies de aves residentes y migratorias.
Según la Subdirección de Silvicultura Flora y Fauna, de la Secretaría de Ambiente, los humedales proporcionan refugio, alimento y sitios de reproducción para estas magníficas criaturas.
El indicador del Observatorio Ambiental de Bogotá revela que en 2022 se registraron 96 especies de aves que residen permanentemente en los humedales de la ciudad o los visitan en temporada migratoria. Entre ellas se encuentran las siguientes:
10 aves en humedales
- Búho rayado (Asio clamator): forma parte del grupo de aves rapaces que contribuyen al control de plagas. Se identifica por tener plumas largas en su cabeza que se confunden con unas falsas orejas.
- Monjita bogotana (Chrysomus icterocephalus bogotensis): subespecie endémica de la sabana de Bogotá. Se reconoce por su cabeza amarilla y cuerpo negro. En cuanto a hábitat, se encuentra en áreas con vegetación acuática donde consigue insectos y semillas para su alimento.
- Tingua bogotana (Rallus semiplumbeus): especie endémica de la sabana de Bogotá. De acuerdo con la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se encuentra en peligro. Se considera una especie tímida, con alta actividad en vegetación acuática como juncales.
- Tingua moteada (Porphyriops melanops bogotensis): subespecie endémica de la sabana cundiboyacense. Habita en áreas densas de vegetación acuática y se reconoce fácilmente por su pico color verde.
- Conirrostro rufo (Conirostrum rufum): ave de color canela. En los humedales encuentra un lugar propicio para refugio y búsqueda de alimento como insectos y néctar de pequeñas flores.
- Tingua azul (Porphyrio martinica): es un ave migratoria. Los individuos adultos se reconocen fácilmente por su color azul púrpura en cabeza, cuello y vientre. Sus dedos largos le ayudan a caminar sobre la vegetación acuática. Es una especie omnívora con hábitos diurnos.
- Chamicero cundiboyacense (Synallaxis subpudica): especie endémica que se registra en la cordillera Oriental de los Andes. El cuerpo de esta ave es parecido al tamaño de un copetón (Zonotrichia capensis); sin embargo, en el chamicero resalta su larga cola. Se alimenta de insectos y habita dentro de áreas densas de vegetación.
- Jilguero andino (Spinus spinescens): se alimenta de semillas y cuando tienen crías buscan insectos para incluirlos en su dieta. Esta especie suele estar en conjunto con otras aves en áreas con vegetación densa.
- Colibrí chillón (Colibri coruscans): es una especie territorial. Se puede apreciar en cualquier parte de la ciudad que cuente con vegetación y pertenece al grupo de animales polinizadores.
- Copetón (Zonotrichia capensis): es una de las aves más conocidas por los bogotanos, esto se debe a que es una de las especies que mejor se adapta a los ecosistemas urbanos, por ende, se puede observar en diferentes áreas de la ciudad.
Estas aves han adaptado su vida a la cercanía de los cuerpos de agua y los ecosistemas asociados, aprovechando sus recursos y ofreciendo un espectáculo visual y sonoro para los visitantes.
Observar las aves
La observación de aves en las reservas distritales de humedal de Bogotá se ha convertido en una actividad popular entre los amantes de los animales. La posibilidad de avistar y fotografiar especies tan diversas en un solo lugar atrae a personas de todas las edades y niveles de experiencia. Es una oportunidad única para conectar con la naturaleza, aprender sobre la fauna y contribuir a su conservación.
Es importante destacar que la conservación de los humedales es crucial para garantizar la preservación de las especies de aves que dependen de ellos. La protección de estos espacios naturales, así como la promoción de educación ambiental y el respeto por el entorno, contribuirá a mantener esta riqueza de biodiversidad para las generaciones futuras.