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Gustavo Atencio: sobreviviente del conflicto armado y jardinero amante de la naturaleza

Gustavo Atencio 1

 

Gustavo Atencio: Foto Universidad Pedagógica Nacional

La historia inspiradora de un hombre que encontró esperanza y sanación a través de la tierra y las plantas

 

Gustavo Atencio

 

Montes de María, Colombia – En medio de un paisaje salpicado de heridas y cicatrices dejadas por décadas de conflicto armado, la historia de Gustavo Adolfo Atencio Acosta emerge como un rayo de luz y esperanza. Víctima de la violencia que asoló la región de Montes de María durante años, hoy en día él ha encontrado en la naturaleza un bálsamo para su alma y una forma de contribuir a la sanación de su comunidad. A través de su labor como jardinero en la Universidad Pedagógica Nacional en Bogotá, ha convertido su pasado de dolor en una oportunidad para sembrar vida y cultivar esperanza.

“Yo vengo de Corozal, Sucre, una tierra ganadera, campesina, agricultora. Desde niño a mi me ha gustado la naturaleza y el campo. Me enfoqué en eso por mis tíos que me llevaban a la finca después de salir del colegio, también mi papá me decía ‘antes de patear un balón váyase para la finca de su abuelo y allá aprende algo'”, dijo Atencio al equipo del OAB. 

  • ¿Qué actividades realizaba en la finca, cómo se relacionaba con la naturaleza?

“Mi primera experiencia fue con una mata de sandía, de tomate y de ñame. Las sembré he iba todos los días a ver si crecían y cuando yo vi que a los 11 o 12 días germinaron, tenían como 4 o 5 centímetros, me puse muy contento. Yo les hablaba, me enamoraba del cultivo que yo hacía, esto me hizo amar la tierra”, agregó. 

La tragedia golpeó a Gustavo en uno de los momentos más oscuros de la historia de Colombia. Durante el  conflicto armado en Montes de María, su hogar fue objeto de incursiones violentas y su familia sufrió de formas inimaginables. Las secuelas emocionales y físicas que quedaron en su vida no se desvanecieron fácilmente. Sin embargo, en lugar de permitir que el odio y la desesperanza se arraigaran en su corazón, él decidió encontrar consuelo en el lugar más inesperado: la naturaleza.

Montes de María : Foto Radio Nacional de Colombia
Montes de María : Foto Radio Nacional de Colombia

“Las plantas sienten, reciben nuestros problemas, se ponen tristes, así como nosotros sufrimos cuando ellas se están muriendo. Como jardinero ambientalista yo respeto la naturaleza y ella me respeta. Todo lo que yo siembro, crece. Los árboles hacen parte de mi, liberan oxigeno y eso es lo que todos respiramos, gracias a ellos hay vida”, dice. 

Con el tiempo, Gustavo se unió al equipo de jardineros de la Universidad Pedagógica Nacional en la capital, donde su experiencia y conocimientos se convirtieron en un valioso activo. Ahora, su labor diaria consiste en diseñar y mantener la vegetación, así como enseñar a estudiantes y miembros de la comunidad sobre la importancia de la biodiversidad y la conservación del  ambiente. Desde flores, hasta arbustos, cada proyecto se convierte en una manifestación tangible del amor y la esperanza que él lleva en su corazón.

Jardinería: Foto Universidad Pedagógica
Jardinería: Foto Universidad Pedagógica Nacional

“En el mundo entero vemos la explotación de los recursos naturales y por eso hay complicaciones climáticas, son las consecuencias de que nosotros mismos estamos acabando con el planeta”, aseguró al equipo periodístico del observatorio. 

Para él, la naturaleza es un recordatorio constante de que la vida puede renacer incluso en los lugares más devastados. Su visión va más allá de la actividad que realiza todos los días; busca sembrar la semilla de la esperanza en aquellos que han sido afectados por el conflicto y empoderarlos para que se conviertan en agentes de cambio en sus propias comunidades.

“Donde no hay pasto, yo pongo amor, donde hay tierra, algo tiene que nacer, eso es lo que yo hago, embellecer y amar. Las plantas son mis hijas, hay que quererlas y amarlas. Cuando yo veo un terreno seco, invento algo y siembro”, afirma.

Su historia es un recordatorio poderoso de que, incluso en medio de la adversidad, el amor por la naturaleza puede florecer y transformar vidas.

“Los invito a que en sus casas, apartamentos, fincas, edificios, tengan plantas, uno siempre debe estar acompañado de flores y naturaleza porque los colores que ellas muestran y el embellecimiento que ofrecen atrae a las buenas energías”, concluye. 

 

 

 

 

 


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